miércoles, 10 de febrero de 2010

Columna Periodística de nuestro C. L. Dr. Florencio Cabrera Coello

Artículo que será publicado en "El Sol del Bajío" la próxima semana

LOS HUÉRFANOS DE HAITÍ
FLORENCIO CABRERA COELLO

Los fenómenos de la naturaleza son fuentes que la mayoría de la veces el hombre aprovecha para su beneficio, ya sea controlándolos o guardando parte de estos favores como alcancía para utilizarlos en el futuro. Sirva de ejemplo reservar el agua para los tiempos de estío, la energía solar o la eólica y otros ímpetus naturales en depósitos acumulados. Aún falta mucho para que el hombre domine la fuerza emanada de los prodigios que suceden periódicamente. La energía emanada de huracanes, tifones, marejadas, tornados, está muy lejos de ser aprovechada para el bienestar humano, aunque paralelamente estos dejan algo en provecho del hombre: el segundo elemento más importante para la subsistencia, el agua después del aire que respiramos.
Los sismos o terremotos son algo que no se les ha encontrado alguna ventaja. Dependiendo de su magnitud dejan huella de destrucción, caos y muerte. Pero estos males no son de igual gradación en diferentes países por la enorme diferencia que existe en los humanos de los diferentes lugares del planeta. Ricos y pobres, dominantes y dominados, explotadores y explotados. La magnitud del terremoto de Haití y aún mayor, lo han sufrido otros países con menores daños. Haití es un país pequeño, su superficie es comparable a la del estado de Guanajuato y con mayores recursos naturales que nuestro suelo. Hay muchas diferencias y circunstancias de origen geográfico, histórico, social, político y económico que harían irracional hacer comparaciones. El hecho es que ese país caribeño que comparte territorio con la República Dominicana en la isla “La Española” es el pueblo más pobre y miserable de América. Duele decirlo, es el país americano de millones de pobladores con mayor proporción de habitantes de origen africano… esclavos, de los cuales el 98.3% son católicos con una alfabetización de apenas 54% en mujeres y 51% en hombres. La esperanza de vida es de solo 59 años para los varones y 62 para las mujeres y el número de hijos por mujer es en promedio de 4.7 con una mortalidad infantil de 60 por cada 1000 nacimientos que luctuosamente frenan un poco la explosión demográfica. Podemos agregar datos y cifras que colocan a los haitianos en un nivel paupérrimo. Solo sumemos el SIDA que causa escalofriantes estragos en la población.
Haití es además, un país con alto grado de corrupción gubernamental. Es fácil decir que el problema se resuelve con un programa eficiente de educación. ¿La pobreza favorece la corrupción o ésta la miseria?, ¿la explosión demográfica por paternidad irresponsable es favorecida por la sumisión religiosa mal encomendada?, son interrogantes que hacemos frente a la penuria de los desfavorecidos de la sociedad.
Lo que más lastima en Haití son las víctimas inocentes del sismo en un país pobre, explotado y miserable: los niños… los huérfanos. Los infantes que pedieron a su familia han despertado la clemencia de diversos grupos para darles amparo. Cruel es que además, muchos menores que poseen a sus padres, estos ruegan por darlos en adopción o son abandonados. Igualmente lamentable resultaron los formas que con cristianas intenciones llevaron a efecto los miembros de la iglesia Bautista de del Valle Central de Idaho de los EE UU para proteger a un buen número de niños y buscarles un hogar. Sacarlos del país y cruzar la frontera sin documentos que amparen la procedencia legítima de los niños, condujo a prisión a los militantes de esa bien intencionada comunidad religiosa acusados de secuestro. La intención es meritoria, el procedimiento fue equivocado.
Ante la tercera parte de los habitantes de Haití sin hogar; ante los miles de heridos sin recibir atención médica o inadecuada; ante la muerte de 200 mil haitianos; ante la destrucción de edificios, oficina, hogares y servicios urbanos (deficientes pero al fin servicios), la comunidad internacional ha respondido generosamente. Por parte de los clubes de leones del mundo, hasta el día 3 del presente se habían reunido un millón ochocientos mil dólares además de numerosas ayudas en especie como las 200 carpas de gran tamaño donado por los leones de Suecia. Sabemos que por más espléndido que sea el auxilio y los recursos abundantes, son y serán insuficientes para dar asistencia médica, cobijo y alimento de emergencia a damnificados o refugiarlos en otras latitudes. Y lo que sigue tampoco es optimista. Reconstruir, rehabilitar a las personas y… sacar al país de la pobreza en que siempre ha vivido es una tarea inimaginable de digerir. Los más vulnerables, como siempre serán los huérfanos… los abandonados.

Los invito a consultar:
http://www.lionsclubs.org/SP/news-and-events/newsroom/release-96.php

C. L. Dr. Florencio Cabrera Coello
Asesor de Relaciones Internacionales de Distrito
Asesor de Directivos
Asesor LCIF/SightFirst México

No hay comentarios: